Cultura

Entretextos: poemas inéditos de Mariana Garrido

La autora marplatense de "Marea Gris", "Máquina de emociones" y "Pólvora" comparte cinco poemas inéditos.

Escollera

cuántas veces fui a la escollera

cuántos peces vi morir frente a mí

una fuerza mayor me tira

a los pescadores no quiero ver

ninguno es carnada para que vea la muerte

nado hacia el cebo si es pesca deportiva

qué suerte te vas un poco lastimada

te tocó uno bueno

me tocó uno bueno siempre

mi abuela imitaba a los peces

ahogándose fuera del agua

y ella nunca pudo salir a la superficie

cuando buceé por primera vez

quise quedarme a vivir ahí

abajo de una roca al lado de las estrellas

no podía creer lo que me perdía

sentada mirando el mar

me emocioné tanto que no supe

administrar el aire

me sacaron mareada

me perdí los peces azules y las rayas

yo no quería salir.

Chapuzón

me metí al mar después de ocho veranos

hasta el cabello y la cara en el agua

cuanto más firme estuve

más perdí el control

me tiró contra las piedras

pedacitos de mí quedaron en la orilla

fue parte de la espuma mi sangre

no de rabia esta vez

el miedo es cuando rompe la ola

hay que ir hasta donde nacen

llegar a la calma pero justo antes

que el cuerpo sea una boya

la piel y el pelo brillan

desde algún lugar de la costa

me veo como una estrella

desde adentro del mar las personas

la desesperación el amor la ciudad

el corazón diminuto de un caracol

todo puede ser visto

como una isla.

San Clemente del tuyú

un auto lleno de peluches atrás

papá en el retrovisor

veía ojos de plástico

era el primer viaje llevamos

la colección de peluches

alguien más lo tenía que ver

en la pileta del hotel

casi se ahoga mi hermana

mundo marino cerca recuerdo

el agua era poca

para animales tan grandes

alguien más lo tenía que ver

flamencos en una pata la orca

de cuero tirante que un rasguño

podría abrir un peluche de ballena

y un pingüino se sumaron

a la colección en ese viaje

al siguiente verano vi rebalsar

la pelopincho con agua del arroyo

entró a toda la casa

peluches se hundieron

fueron anclas juro ver a la ballena

irse desde el primer piso

alejarse entre los árboles

corriendo con la fuerza

de la libertad.

Chain

siempre quise sacar a cristo

de la cruz de esos clavos mal puestos

de la pared juntando mugre

mirando las camas separadas

de mis abuelos

expuesto como se expone el dolor

al asador una cruz una obra de arte

de la que perdí su historia

en la repetición

en las casas en los colectivos

en los cuellos y orejas de la gente

cambiando de color en la cocina

como lobo marino anuncia

si va a llover o verse el sol

en la ruta le ganó el gauchito

las vírgenes la difunta correa

porque en la ruta no querés ver

un cuerpo herido

sino alguien que te proteja

de no clavarte al vidrio o al guardarrail

también llamado quitamiedos

recuerdo la cadenita de oro de los quince

no quería llevar un cristo

me la regaló una tía y robó otra tía

no pude venderla para viajar

no sé si la hizo dinero si se derrite

para hacer otra cruz o una cadena

mis tías tienen ahora

cada una sobre mármol

una cruz de bronce

que nadie limpia.

Caracoles sobre el cemento

un patio de cemento donde caer

era romperse las rodillas

aunque sobraba tierra y el viento

la acumulaba en los rincones

y se convertían en macetas

hasta las canaletas de lluvia

el patio de mi abuela también

se cubrió de cemento

duro como su exigencia

a las nietas buenas

tenía muchas plantas

pero solo sobrevivieron a ella

cebollas de la suerte

ahora están en mi jardín

se desparraman son plaga

caracoles como esos

a los que mi abuela le tiraba sal

y no me dejaba salvar

hoy dejo que coman mis plantas

los corro a veces los llevo

a su planta preferida

a veces piso uno sin querer y vuelvo

a mirarlo al otro día

si no está, creo que se salvó

busco la estela plateada

en la superficie

cuando veo un caracol seco

pegado a una pared

lo sumerjo en agua porque no la tuvo

porque no tuvo tierra lo sumerjo

y me quedo mirándolo un rato

por si revive.

Mariana Garrido es marplatense, poeta, cocinera, comerciante, fotógrafa amateur y exploradora de cementerios y lugares abandonados. Publicó los poemarios “Marea Gris” (Martín, 2012), “Máquina de emociones” (Goles Rosas, 2018) y “Pólvora” (Es Pulpa, 2023). Expuso fotos en muestras colectivas de la ciudad. Fue publicada en antologías y revistas literarias. En 2018 expuso dibujos y poemas en La Normandina en una muestra personal, “Integra Fragilidad”. Ambientó el Festival de Poesía de Acá n°13. Coorganizó los ciclos de lecturas El Fuego Austral (2015/16) y Nubosidad Variable en Club TRI (2022). Fue creadora del ciclo de poesía Voy a dormir en Espacio Bua dedicado a Alfonsina Storni (2018). Desde el 2019 a la actualidad hace Festín, ciclo de lecturas e instalaciones artísticas en Fundación Cepes y este año será parte de la organización del Festival Poesía de Acá.

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